Las brañas Alleranas
Hola, soy Juan, del grupo Pisasenderos. Hoy te voy a llevar
a conocer una de las rutas más bonitas y variadas de la montaña asturiana: la
ruta de las Brañas Alleranas. Se trata de un recorrido circular de casi 18
kilómetros que empieza y termina en Felechosa, un pueblo del concejo de Aller,
situado a 650 metros de altitud. La ruta nos llevará por bosques de robles,
hayas y pinos, por prados y arroyos, y por las brañas, que son zonas de pasto
de altura donde los pastores llevan sus rebaños a pastar durante el verano.
Además, conoceremos algo de la historia y las leyendas de este lugar, que tiene
un encanto especial.
Comenzamos nuestra ruta en Felechosa, donde podemos ver la
ermita de la Virgen de las Angustias, del siglo XVIII, y un molino de agua del
siglo XIX. Seguimos el curso del río Aller, que da nombre al concejo, y que
forma unas hoces espectaculares entre las peñas. El río Aller nace en el puerto
de San Isidro, a 1520 metros de altitud, y desemboca en el río Caudal, en el
valle de Turón. A lo largo de su recorrido, el río Aller ha sido testigo de la
historia de este territorio, desde la época de los castros celtas, pasando por
la romanización, la Edad Media, la guerra contra los franceses, la minería del
carbón y el desarrollo turístico.
Llegamos a la collada de la Felguera, a 1270 metros de
altitud, donde podemos disfrutar de unas vistas impresionantes de las montañas
que nos rodean. Aquí se encuentra la braña de Mayaín, una de las muchas que
salpican el paisaje. Las brañas son construcciones típicas de la zona, hechas
de piedra y madera, que servían de refugio a los pastores y a sus animales.
Algunas de estas brañas tienen más de 300 años de antigüedad, y conservan su
aspecto original. Otras han sido rehabilitadas y convertidas en alojamientos
rurales, donde se puede vivir una experiencia única.
¿Sabes de dónde viene el nombre de braña? Según una antigua
leyenda, hace muchos siglos, vivía en estas montañas una princesa llamada
Braña, hija del rey de los astures. Era una joven hermosa y valiente, que amaba
la naturaleza y los animales. Un día, mientras paseaba por el bosque, se
encontró con un pastor llamado Aller, que cuidaba de su rebaño. Se enamoraron a
primera vista, y decidieron escaparse juntos, lejos de la corte y de las
guerras. Se refugiaron en una cueva, donde construyeron una cabaña con lo que
encontraron. Allí vivieron felices durante muchos años, compartiendo su amor y
su pasión por el campo. Tuvieron muchos hijos, que crecieron libres y sanos, y
que aprendieron el oficio de pastores. Con el tiempo, la familia se fue
extendiendo, y fundaron otras cabañas en diferentes lugares. Así nacieron las
brañas, que recibieron el nombre de la princesa que renunció a su corona por
amor.
Continuamos nuestra ruta por el valle del Chirrial, donde
podemos ver otra braña, la de L'Otero, y el pico Torres, de 2100 metros de
altitud, uno de los más altos y emblemáticos de la zona. Llegamos a la braña de
la Tabierna, a 1390 metros de altitud, la más grande y conocida de todas. Aquí
podemos ver un conjunto de cabañas, algunas con techo de paja, que forman un
paisaje de postal. Cerca de la braña hay una cascada, el Pinganón de la
Tabierna, que cae desde una altura de 40 metros, y que es una de las más
bonitas de Asturias. Desde este punto, podemos admirar el contraste entre el
verde de los prados y el blanco de la nieve, que cubre las cumbres más altas
durante gran parte del año.
Iniciamos el descenso por la braña de las Ordaliegas, donde
podemos ver otra cascada, el Pinganón de la Mornera, y seguimos por el bosque
de El Navayu, donde se mezclan robles, hayas y pinos. Llegamos a la braña de la
Campona, donde hay una fuente de agua fresca, y seguimos por la braña de Casa
Nueva, hasta llegar a la collada de Celleros, a 990 metros de altitud. Aquí
podemos ver una antigua calzada romana, que formaba parte de la vía que
comunicaba Asturias con León por el puerto de Vegarada. Esta vía tenía una gran
importancia estratégica y comercial, y por ella pasaron soldados, comerciantes,
peregrinos y contrabandistas.
Ya estamos cerca del final de nuestra ruta, solo nos queda
bajar por el valle de Fresnedo, donde podemos ver otra braña, la de Los
Faracones, y llegar de nuevo a Felechosa, donde terminamos nuestro recorrido.
Espero que hayas disfrutado de esta ruta de las Brañas Alleranas, y que te
hayas sentido parte de la historia y la leyenda de este lugar.
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